sábado, 4 de agosto de 2012

Etapas de madurez de una joven promesa


Abel Pintos tiene amor por lo que hace. Con ocho discos en su haber, se consolidó como uno de los artistas populares más reconocidos de la música en Argentina.

-Pisaste tu primer escenario a los 11 años ¿Cómo recordas esos inicios?
-Mi primer escenario lo pisé a los 11, pero mi primer escenario grande fue a los 13, en el festival de Cosquín. Lo recuerdo con muchísimo cariño. Pienso que me divertí y además lo viví con mucha emoción.

-En el último tiempo, tus canciones mutaron hacia un tipo de música menos folclórica. ¿Tiene que ver con un crecimiento y desarrollo natural que tomó tu música o una interpretación de lo que el público quería?
-Tiene que ver con que cuando uno es chico es pura influencia, después uno empieza a crecer y a tomar partido de las cosas por uno mismo. A mí me pasó eso desde lo personal y desde la música. Comencé interpretando autores bien tradicionalistas, que eran mis ídolos, por llamarlos de alguna manera. Después fui descubriendo las cosas que me identificaban generacionalmente y empecé a utilizar esas influencias para tratar de formar mi propio estilo del folclore. La tradición se hace con los años.

-¿Te costó asumir eso que no haces folclore tradicional?
-No, porque no pretendo cambiar el folclore. Tenemos un parte del folclore tradicional que es riquísima, inmensa y muy sólida, eso nos da la posibilidad que intentar cosas nuevas y aportar una nueva versión. Lo que hago lo hago con todo respeto, con mucho amor y con la intención de aportar cosas nuevas y no por una mera cuestión comercial o un capricho.

-¿Cómo has vivido el proceso de cambios de estilo musical a lo largo de tu carrera?
-Con mucha naturalidad, no cambiando el género en sí, sino más bien segmentando ciertas cosas, de las cuales saqué resultados muy positivos, que terminaron formando parte de estilos musicales. Puedo decir que nuca grabé una balada por el simple hecho de que iba a vender más discos, sino que lo hice porque tenía ganas de componerla, porque me gustaba y porque era el momento para hacerlo. Con esto me refiero a que tomo con naturalidad todo lo que compongo para mis discos, dejándome llevar por las sensaciones, y empiezo a escribir.

-¿Dónde está la clave del éxito de tus canciones?
-No creo que haya una sola clave. La música transmite sentimientos y mensajes, yo puedo escribir cosas muy personales pero con temáticas que nos toca a todos y cuando eso pasa nos terminamos uniendo y nos sentimos reflejados con esa canción.
Puede ser que a través de mi música esté sucediendo eso con la gente, que el público se sienta identificado con las cosas que yo hablo en mis canciones. Es algo que me emociona desde lo musical, pero mucho más desde lo personal.

-¿A la hora de componer los temas, para quién escribes?
-No suelo develar a quién o para quién compongo una canción, porque en realidad me gusta mucho que cada persona pueda tener su libre interpretación. Es decir, que cada uno pueda tomar las sensaciones diversas que le produce la canción, creando su propia historia y haciéndose hasta protagonista. Pero sí, puedo compartirles que cuando escribo voy sacando cosas que están en mí, que vivo yo mismo, puntos de vista que se puedan plasmar en una canción.

Nuevo disco
Para explicar cómo fue el proceso de selección de canciones de su último CD y DVD, Abel revela que lo primero a lo que se volcó fue a hacer un resumen de canciones de su autoría: “Primero incluí las más populares, por una cuestión de que no podían faltar, y luego canciones que no lo fueron, pero que sí son importantes, como Sueño dorado, que es una de mis primeras composiciones. Abel incluyó dos canciones que no formaron parte de su trayectoria: El antigal, de Petrocelli, Toro, Nievas, y Cactus, tema de Gustavo Cerati. “Quise escoger una o dos canciones que fueran covers, pero que además tuvieran que ver con la situación”, dijo el joven nacido en Ingeniero White.

Sueño dorado
Abel Pintos cumplió quince años junto a la música y a modo de celebración editó Sueño dorado, un CD más DVD con el que repasa su carrera. “La intención era hacer un DVD distinto al tradicional en las ruinas de los indios Quilmes, en Tucumán”, dijo.

Su acercamiento a las redes sociales
-Tenés un vínculo grande con tu público a través de las redes sociales, como Twitter, ¿Cómo te sentís al respecto?
-Tanto Twitter (@AbelPintos), Facebook (Abel Pintos- oficial) y mi página oficial son medios que utilizo mucho y que son muy divertidos e interesantes. Les doy importancia porque son mi manera de estar en un constante y diario contacto con gente de Argentina y de distintos países, que me acompañan con cariño.
Me hace muy feliz tener contacto diario y constante con toda la gente que me acompaña de alguna manera. Twitter creo que ayuda a romper las barreras y poder acceder al otro.

¿Quiénes son sus referentes musicales?
“En mis composiciones no me influencia ningún músico en particular. Las influencias son muy variadas, porque siempre escuché muchos estilos distintos. Es mi referencia máxima Mercedes Sosa, siempre lo fue, empecé a cantar por ella. Pero también León Gieco, con quien trabajé y trabajo hasta el día de hoy. Pedro Aznar, Divididos, Bersuit Vergarabat. Me gusta Megadeth, Metallica, Nirvana, Marc Anthony, Plácido Domingo. Soy bastante ecléctico y sanamente desordenado”.

Inicios de un gran talento
Abel ha recibido varios premios recorriendo festivales nacionales e internacionales. Con su primer álbum Para cantar he nacido, consiguió reconocimiento en los festivales folclóricos más importantes del país. Ese mismo año, durante la 38º edición del Festival de Cosquín (1998), tuvo la posibilidad de presentarse tres veces en ese escenario. La primera fue el 25 de enero, donde interpretó temas de su primer trabajo discográfico, entre ellos Cuando llegue el Alba, a dúo con Gieco. A partir de la respuesta de la gente, fue invitado nuevamente a ese festival.

El movimiento del folclore nacional
-¿Existió la llamada nueva ola del folclore o fue un fenómeno comercial?
-Yo creo que las nuevas olas de la música, que duran una determinada tiempo, se dan en todos los géneros. Pienso que la nueva generación de la música folclórica no respondió solamente a una situación comercial. Por otro lado, explotó comercialmente: empezó a redituar a todos los sellos discográficos, a los medios y a los productores porque se empezaron a vender muchos discos, muchas giras. Todo eso respondió a una evidente sed que había por parte del público que no conocía la música folclórica porque no tenía un referente.

Vida profesional y personal
-¿Cómo te sentís en el estudio y en los escenarios?
-Se trata de dos lugares fuertes para un artista. Y además muy importantes. El estudio significa un momento de mucha creatividad e inspiración a flor de piel. Es un tiempo de proyección, de deseos y de pensar qué camino se quiere continuar. Y por otro lado, estar arriba de un escenario es lo que soñé toda mi vida y lo que anhelo todos los días.

-Te bajás de un escenario y te subís a otro. ¿Cómo hacés para equilibrar tu vida profesional con la personal?
-No es complicado porque nací con esto, esta es mi vida desde siempre. No fui un adolescente de boliches, de fútbol a la tarde y de viaje de egresados.

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